Nuestro continente hace muchos años que se quiere abrir a un nuevo mundo, desde aquí se levantan propuestas concretas para un nuevo orden donde el ser humano sea el valor central, donde la guerra no se contempla como mecanismo de solución de conflictos, donde la violencia se remplace por la comunicación y la convivencia de la diversidad.
El vocero para el humanismo para América Latina, Tomás Hirsch nos cuenta sus impresiones acerca de la elección presidencial en EE.UU.
Después de la elección más trascendental de los últimos años, la esperanza de un cambio en políticas globales es latente. Terminar con las guerras y la posibilidad de reducir el deterioro mundial están en el anhelo de casi todos, incluido el mismo Barack Obama, nuevo mandatario de Estados Unidos. Para Tomás Hirsch la elección es “Una señal que han dado millones de norteamericanos en busca de un cambio”.
El 4 de noviembre pasado fue histórico para los estadounidenses. Y así también para la población mundial que miraba atenta el desenlace de una de las elecciones más importantes de las últimas décadas. Desde el 10 de febrero del 2007, cuando anunció su precandidatura presidencial, hasta ayer por la noche, obteniendo más de 350 votos electorales (y más de 60 millones en sufragios individuales), se generó una expectativa total por lo que representaba el candidato demócrata y afro-americano de sólo 47 años. Pero más allá del personaje, la elección abre la esperanza global por cambiar las políticas destructivas que lleva a cabo EE.UU. en el planeta. “Creo que más importante que Obama mismo, ya que uno no sabe cómo gobernará, es la señal que han dado millones de norteamericanos en busca de un cambio. Eso es lo más esperanzador y lo que abre más futuro”, señala Tomás Hirsch.
Cuenta Obama con un programa lleno de promesas que invitan a creer en ese cambio desde su gobierno. Sacar a las tropas desde Irak en 16 meses e invertir U$150.000 millones de dólares anuales para promover el desarrollo de fuentes de energía y así reducir la dependencia del petróleo, entre otras, son propuestas bienvenidas por todos, pero que chocan con el déficit presupuestario estadounidense, que llegará a un 1 billón de dólares según algunos analistas. “No vamos a ver ningún cambio drástico al comienzo, ni cese de bloqueos económicos (Cuba) ni van a sacar rápidamente las tropas en Irak. Pero como dirección muestra un cambio y una sensibilidad nueva”, agrega Hirsch, entendiendo a lo que se enfrenta Obama al llegar a la Casa Blanca.
Respecto a la relación con Latinoamérica, Barack Obama fue muchas veces consultado siendo candidato presidencial. En una entrevista para CNN en español en febrero pasado, señaló estar abierto a recomponer alianzas (de igual a igual) con los países de la región, abandonadas por ambos gobiernos de Bush, concentrado más en la guerra con Irak que en conciliaciones, según sus palabras. Al respecto Hirsch comenta que “El nuevo presidente de EE UU deberá lidiar con el tema de los prisioneros en Guantánamo, con los problemas fronterizos con México, y establecer diálogo con Hugo Chávez, entre otros conflictos, en ese sentido lo de ayer se proyecta como una opción esperanzadora”, que según el Vocero humanista, “Sintoniza al pueblo estadounidense con los pueblos latinoamericanos en la búsqueda de nuevos caminos donde pueda prevalecer la no violencia (…) Creo que es un tremendo llamado a la paz, una tremenda aspiración de cambio por parte de la población, sobre todo de los jóvenes, lo cual está dando una señal muy fuerte”.