Decimos que el hombre piensa en una dirección, siente en otra y actúa en otra diferente. Así, en cada momento vive sin armonía y obra con violencia en el mundo de los otros hombres.
– El caos de la humanidad, es el simple reflejo de la desarmonía interna.
– De este modo aunque no quiera, el hombre actúa en contra de lo que siente, siente en contra de lo que piensa y piensa en contra de lo que actúa.
– No es pues responsable de sus errores porque no sabe lo que hace. Duerme profundamente y su ilusión mayor es creer que está despierto.
– Propagamos entre los pueblos la doctrina del despertar, de la no-violencia y de la hermandad.
Accionamos por la liberación interior y exterior del hombre.
Decimos:
– Que jamás se responda a la violencia con violencia.
– Que las razas se hermanen definitivamente integrando una sola humanidad.
– Que ese Dios y esa otra vida más allá de la muerte se busquen en el fondo dormido de uno mismo. En aquel fondo lleno de fuerzas desconocidas y poderes inmensos.
– Que todo accionar sea pacífico: No-violencia física; no-violencia económica; no-violencia racial y no-violencia religiosa.
– Que nuestros deberes permanentes sean: despertar cada día más armonizado el pensamiento, el sentimiento y la acción y al mismo tiempo, despertar a los demás por la enseñanza y la práctica de ésta, la más humilde y sencilla de las doctrinas.
Salvemos al hombre de la venganza, preparando el camino de la nueva humanidad que ya se acerca.
Silo