Tiempos convulsionados, tiempos de (des)construcción, tiempos de desafíos y también tiempos de temores y miedos, pero fundamentalmente, tiempos de esperanzas y de sueños plasmándose en la realidad.
Bolivia vive estos tiempos, esta Bolivia que con su indumentaria indígena
nos recuerda las tradiciones del pasado, pero que en su accionar y en su
proyecto, nos muestra y nos traza un futuro.
Qué aburrido y pobre es mi país, en donde las grandes discusiones oscilan entre el fútbol y la farándula.
Que entretenido es esta Bolivia con un senador doctor-viejo-joven-poeta
de polera naranja, que se ríe a mandíbula batiente de sus declaraciones a la prensa denostando a los huelguistas de hambre de la oposición, diciendo que los gorditos tienen derecho a morir si es que ellos así lo han decidido.
Qué entretenida es esta Bolivia con otro senador que hace gala de sus
músculos pectorales tatuados para impresionar a sus colegas senadoras.
Qué innimaginable es para nosotros esta Bolivia con su Ministra de
Justicia: una verdadera Chola, vestida de chola, que habla como chola,
con toda la sabiduría e inteligencia de sus raíces ancestrales, y que
antes había sido empleada de casa particular, y presidenta del sindicato
de empleadas y que además participó del mensaje de Silo.
Qué preocupante es esta Bolivia con esta oposición de derecha
recalcitrante e histérica, que agrupa a los poderosos, a los dueños de los medios de comunicación, a los terratenientes que ahora hipócritamente intentan usar públicamente la no violencia para oponerse a un gobierno legítimo, mientras clandestinamente trazan ciertamente las operacione s sucias y violentistas.
Que paradojal es ver a los gorditos y rellenitos representantes de la
derecha haciendo huelgas de hambre, que tal como dijo el propio Evo, «más que una huelga ética… esta es una huelga estética».
Esa derecha que ha tenido atávicamente al pueblo segmentado en verdaderas castas sociales, y que ahora arrisca la nariz al ver al Parlamento lleno de representantes de los pueblos originarios y, que más encima ahora, cuando van hacer sus trámites en los ministerios se encuentran con oficinas manejadas por cholos que se niegan hablar en Castellano, hablando solamente el quecha.
Qué simbólico es «encontrarse» en el «encuentro» de los pueblos al
Ex-Ministro de Hidrocarburos, vestido de jeans y chomba, el mismo ministro que hace unos meses fue destituido de su cargo por el propio Presidente Evo y escucharle decir, que más allá de sus diferencias personales que pueda haber tenido con el Gobierno, él sigue apoyando el proceso pues sabe diferenciar lo que es una diferencia personal de una diferencia política.
Qué fundamental resulta tener como representante del Humanismo a Tomás, que se pasea por todos los canales de TV planteando nuestros puntos de vistas con su magistralidad acostumbrada, derribando todos los nacionalismo y antichilenismo forzados y mostrando que debemos avanzar hacia la integración.
Qué importante es apoyar con lo mejor de nosotros un proceso inédito en la historia, un proceso que surge desde abajo hacia arriba, un proceso que ha sido de lucha y movilización y de no violencia, un proceso que realmente parece un Revolución por los paradigmas que está derribando.
Un Proceso que no sabemos cómo terminará, un proceso que está siendo vapuleado por todos lados por los mismos poderosos de siempre, un proceso que no podemos permitir que se derribe delante de nuestros ojos, un proceso que vale la pena apoyar con lo mejor de nosotros.